lunes, 2 de junio de 2014

Patacabras jubiladas: Manuela Jiménez Millán y Cayetano Román Piedra


El último día de mayo hemos recibido con grata sorpresa la visita de Manuela Jiménez Millán, que nos traía su patacabra y junto a ésta la de su marido Cayetano Román Piedra, que pasan a integrar nuestro elenco de Patacabras jubiladas. Nos relata que le ha sido muy difícil desprenderse de ellas, dado que el recuerdo perdura en el tiempo, pero ha podido más la satisfacción de esta mujer de que estas herramientas cuelguen a la entrada de nuestra sede en el Convento de Capuchinos.

Manuela nos relata que empezó a trabajar a la edad de doce años, cosiendo monederos de tacón en su casa con las cerdas, aquellas costuras tradicionales hechas a mano con las tablillas y los bojes. A la edad de catorce años entra en la fábrica de Juan Gómez, que estaba ubicada en Los Callejones, donde trabaja en la mesa y concretamente en la sección de estuchería junto a la oficial de mesa María Gil Clavijo. Allí permanece hasta que se casa, y ya desempeña la labor de petaquera en su casa ayudándole a su marido Cayetano.

Nos comenta que Cayetano entró a una edad muy temprana, con solo nueve años, en Santa María, desempeñando las labores de aprendiz, que fue donde adquirió esa habilidad especial en el manejo de la chaveta y otras herramientas. Marcha a la fábrica de los Hermanos Gómez, en la calle Sor Pilar Linares, y cuando deja ésta, emigra como otros ubriqueños a Alemania durante tres años. A su vuelta entra en la empresa de Pulido, donde su hermano Agustín era jefe de taller. Otra empresa donde estuvo fue en la de Dimopel, donde se jubiló desempeñando la labor, entre otras, de patronista y diseñador. [Fotos: Paco Solano]


2 comentarios:

Gertrudis Román dijo...

Es un honor ver estas herramientas de trabajo de mis padres, “las patacabras” las cuales transformaron la piel en artículos de marroquinería, sobre todo monederos. Recuerdo desde pequeña verles trabajar con un delicado y cariñoso esmero, haciendo remates con la piel de forma tan delicada, con sus manos construyeron un gran juego de piezas estéticas y funcionales. Gracias por tener este recuerdo en el Museo de la piel de Ubrique.

Alejandro Pérez Ordóñez dijo...

Muchas gracias, Gertrudis, por tu comentario, y ya sabes que estamos a vuestra disposición.

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