En estos días nos están llegando numerosas patacabras de petaqueros jubilados y sus familiares, que conservan con el más entrañable cariño y admiración la herramienta que les hizo partícipes de la elaboración de miles de piezas de valor incalculable, con el toque y la precisión justa que cada una de ellas necesitaba. En el Museo de la Piel creamos un espacio preferente para ellas, buscando que el visitante a su llegada se interrogue sobre el sentido de la instalación. El personal del Museo desentraña esta pregunta, con la mirada atenta al bosque de patacabras que dan la bienvenida y un hasta siempre a todas las personas que llegan a esta muestra. Se trata de las Patacabras Jubiladas, que cuelgan desde el techo de nuestra entrada como homenaje a nuestros artesanos, y con una historia de dedicación, trabajo y sacrificio detrás de cada una de ellas. Desde aquí nuestro más sincero agradecimiento a todas aquellas personas que tienen a bien hacer esta donación, de la que dejamos constancia en nuestro libro de registro y el panel con la relación de todos ellos. [Fotos: Paco Solano]
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